lunes, 16 de enero de 2012

Aquel invierno...

Mis ojos como glaciares en deshielo,
se desnudan anunciando la llegada,
del dolor que oprime el pecho,
de la triste e inevitable anegada.


La creciente que recorre mis mejillas,
ha dejado su marca desbordada,
como Armero mis labios han quedado,
sepultando caricias y miradas.

Luego de tanta destrucción,
luego de la desesperanza,
se secan ya las acequias,
se secan ya las miradas.


Solas, quietas y en silencio,
han quedado las estepas de mi cara,
después de aquel invierno,
aquel triste invierno de mi comarca.

John Jairo