Los elementos fundacionales de la literatura
colombiana, evocan irremediablemente los
tiempos anteriores a la conquista, es así como hay una ambigüedad de parte de
los teóricos a la hora de establecer cuáles fueron las primeras manifestaciones
literarias en Colombia. La literatura colombiana, como manifestación de cultura es, tropical y diversa. La lucha
constante de los legados español, indígena y negro, y la lucha misma en contra de
manifestaciones exteriores, producen en Colombia la constante búsqueda por una
voz nacional, aunque sería muy importante primero establecer la búsqueda del
elemento fundacional que identifica al pueblo colombiano como una nación. A continuación, entonces se establecerán
algunos de los momentos más relevantes de la historia literaria colombiana.
Literatura
indígena
La voz indígena, poblado original
Colombia, es paradójicamente la que menos sobrevive. La violencia de los
conquistadores y sus esfuerzos por imponer sus costumbres causaron la pérdida
de textos legendarios. Algunos de los textos sobrevivientes:
Leyenda de Yurupary. y
también carros Narración de origen amazónico, escrita por el indio José Roberto
y traducida al italiano por el conde Ermanno
Stradelli. Yurupary es un héroe mítico, conocido en Brasil y Colombia.
Literatura
colonial
La Época de la Colonia o Época Hispánica estuvo influenciada culturalmente
por lo religioso . Para aquel entonces, mediados del Siglo XIX, se empezaban a
establecer los primeros asentamientos urbanos, alrededor de las instituciones
gubernamentales españolas. El capital económico, político y cultural era
propiedad de una pequeña élite, por lo cual la creación de textos literarios
provenía en exclusiva de las clases altas.
Criollos, hijos de españoles
nacidos en el Nuevo Reino de Granada, y algunos españoles inmigrantes
escribieron libros de diversas materias: desde literatura edificante hasta libros de ciencia, desde
oratoria hasta historia y literatura. La mayoría de estos libros se
publicaron en diferentes partes de Europa, y unos pocos en Lima y México,
ciudades que contaban con imprenta desde el siglo XIV.
Los intelectuales españoles y
criollos se enfrentaron a un nuevo mundo listo para ser retratado, por eso las
primeras manifestaciones literarias sirven mayormente como crónicas, donde se
da cuenta de las tradiciones, los quehaceres cotidianos y los hechos heroicos
del nuevo continente.
Se destacan:
Juan de Castellanos (Sevilla, 1522 - Tunja, 1607)
Sacerdote español, residente en Tunja por más de cuarenta años, autor
del más extenso poema jamás escrito en lengua española, las Elegías de Varones Ilustres de
Indias.
Juan Rodríguez Freyle. (Bogotá, 1566 - 1642) Autor de la monumental obra crónica El Carnero. De familia acomodada, hizo estudios en el seminario pero no se recibió como sacerdote. Hizo parte de las guerras de pacificación indígena. En la etapa final de su vida se dedicó a la agricultura.
Hernando Domínguez
Camargo (Bogotá, 1606 - Tunja, 1659),
sacerdote jesuita y escritor. Influenciado notablemente por el gran poeta
barroco Luis de Góngora y
Argote, haría parte del llamado Barroco de
Indias, en donde también se ubica a Sor Juana Inés de la
Cruz. Sus obras más reconocidas son su relato épico Poema heroico de San Ignacio de
Loyola (1966) y Ramillete de varias flores
poéticas (1967).
Pedro de Solís y
Valenzuela, autor de El desierto prodigioso y el prodigio de desierto, considerada la primera novela
hispanoamericana.1 2
Francisco Álvarez de Velasco y Zorrilla (Bogotá, 1647 - Madrid, 1708)
era hijo de un oidor neogranadino y de la hija de un oidor de Quito. Desde muy
temprano recibió formación religiosa y ejerció la vida política. Su obra fue
recogida en el libro Rhytmica Sacra, Moral y Laudatiria. Al contrario de Domínguez Camargo,
era un gran admirador de Francisco de Quevedo y era reticente con respecto al gongorismo, con la excepción de Sor Juana Inés de la
Cruz a quien le escribió desconociendo que había muerto. Velasco y Zorrilla asume el nuevo lenguaje americano
-sus modismos- con orgullo, por lo que se ha ganado el reconocimiento como
'primer poeta americano'. También se le atribuye ser precursor del neoclasicismo. Se destaca su poema Vuelve a su quinta, ah friso,
solo y viudo en donde relata el triste reencuentro del hombre
viudo con su hogar y cómo la ausencia de su amada transforma el ambiente para
el que llega y para los que están.
Francisca Josefa del
Castillo (Tunja, 1671 - 1742).
Religiosa tunjana, reconocida como una de las autoras místicas más destacadas
de América Latina, llegando a ser comparada con sor Juana Inés de la
Cruz.
Literatura
de la Independencia
La Batalla de Boyacá selló la independencia de
Colombia.
La literatura colombiana durante
los convulsionados años de la Independencia,
así como todas las antiguas colonias españolas en el continente, se vio
influenciada por el ánimo político, lo que determinó el pensamiento y el estilo
de los autores criollos.
La literatura colombiana no deja
de ser heredera de la hispánica y aquel sabor independentista e inconforme ante
el estado de cosas coincide a la vez con el romanticismo en boga que dominaría
todo el siglo XIX en Colombia. El de la
Independencia se ha considerado como un período de transición entre el
Neoclásico y el Romanticismo. Es un Romanticismo incipiente donde aparece la
glorificación de la naturaleza americana, la exaltación de la lucha por la
libertad, el canto a los héroes, la expresión de sentimientos apasionados.
Se destacan:
José Celestino Mutis (Cádiz, 1732 - Bogotá, 1808). El sacerdote y científico español es bien conocido por sus estudios botánicos y sus dibujos de la flora americana. También hizo estudios lingüísticos sobre los idiomas indígenas nativos. Su obra más conocida es Flora de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada : 1783-1816.
Francisco José de
Caldas (Popayán, 1768 - Bogotá, 1816).
Apodado El sabio por su erudición, escribió sobre
la geografía del país.
Simón Bolívar (Caracas, 1783 - Santa Marta, 1830).
El discurso político de entonces, liderado por el propio Libertador, marcaría
fuertemente la vida literaria del país.
Antonio Nariño (Bogotá, 1765 - Villa de Leyva, 1823).
Nariño representa al intelectual de la época, una figura fundamental en el naciente periodismo republicano, así como un
importante actor político y militar. Su traducción de los derechos del hombre
lo hizo ser castigado por el gobierno español.
Camilo Torres (Popayán, 1766 - Bogotá, 1816).
Abogado, intelectual, político y prócer. Es famoso su Memorial de Agravios, un texto donde criticaba al
gobierno español.
Durante este periodo se
produjeron obras de teatro por dramaturgos como José María
Salazar, José Miguel Montalvo, José Fernández Madrid, José Domínguez Roche.
Luis Vargas Tejada (Bogotá, 1802 - 1829).
Fue fabulista, poeta, traductor y el más conocido dramaturgo de la época. Fue
autor de varias obras como Sugamuxi, A mis Amigos, A mi lira, Recuerdo de Boyacá, La madre de Pausanias, Doraminta, Catón de Útica y la comedia Las
convulsiones, representada en julio de 1828.
En la poesía, se produjeron versos satíricos, versos
políticos, así como cantidad de versos en honor a la recién fundada patria.
José Joaquín Ortiz (Tunja, 1814 - Bogotá, 1892).
Famoso por su poema "La bandera colombiana", escribe acerca de la
patria, la naturaleza y los símbolos nacionales, entre otros.
La decisión unánime de los padres
de la patria de proteger y promover el idioma español o castellano en el suelo
nacional, evidencia la gran importancia que la época daba a la
palabra. De allí que sea Colombia la primera nación hispanoamericana en fundar
en 1871 la Academia Colombiana
de la Lengua; Ecuador lo hará poco después en 1874 con la Academia Ecuatoriana
de la Lengua y Venezuela en 1883 con la Academia Venezolana
de la Lengua para completar el cuadro de las naciones
neogranadinas e integrarse posteriormente en lo que hoy se conoce como la Asociación de
Academias de la Lengua Española (Panamá conformará su propia Academia Panameña de
la Lengua por obvias razones en 1923).
El
costumbrismo
El mayor interés del costumbrismo
era retratar la sociedad decimonónica colombiana (siglo XIX) en sus costumbres.
Los costumbristas se ocuparon de señalar los rasgos generales de un pueblo a
través de los personajes de sus relatos. En muchos casos, se asumió una postura
crítica frente a la sociedad, pues constituye el retrato de los males de una
sociedad por culpa del gamonalismo (caciquismo) y las guerras civiles. El
costumbrismo no se puede separar completamente del romanticismo, ya que encontramos
novelas con tramas románticas con toques naturalistas.
Algunos de los autores más
importantes del periodo son:
José Eugenio Díaz
Castro (Soacha, 1803 - Bogotá, 1865).
Célebre por su novela Manuela, considerada en su época la novela nacional y una
de las iniciadoras del género costumbrista en Colombia.
Jorge Isaacs (Santiago de Cali, 1837 - Ibagué, 1895).
Su padre era un judío inglés procedente de Jamaica, que se instaló primero en
el Chocó y después en Cali, donde se casó con la hija de un oficial de la
Marina española. El padre fue propietario de la hacienda "El
Paraíso", el escenario de la obra más importante del escritor, su novela María.
Eustaquio Palacios (Roldanillo, 1830 - 1898).
Su obra más importante es El alférez real de corte histórico-romántico.
Luis Segundo
de Silvestre (Bogotá, 1838 - 1887).
Su novela Tránsito relata el encuentro de un joven
de la capital, Andrés, y una campesina de la provincia, Tránsito.
Rafael Pombo (Bogotá, 1833 - 1912).
Uno de los poetas románticos más importantes del continente, Pombo escribió
fábulas célebres como El renacuajo paseador y La pobre viejecita.
Otras obras representativas de
este movimiento son La marquesa de Yolombó de Tomás Carrasquilla, además
de la extensa obra Reminiscencias de Santafé y Bogotá de José María
Cordovez Moure.
El
modernismo
El modernismo fue un movimiento literario que
se desarrolló entre los años 1880-1910 a lo largo de Hispanoamérica que se
caracterizó por una ambigua rebeldía creativa, un refinamiento narcisista y
aristocrático, el culturalismo cosmopolita y una profunda renovación estética
del lenguaje y la métrica.
José Asunción Silva (Bogotá, 1865 - Bogotá, 1896).
Realizó su educación de forma autodidacta desde que abandonó los estudios en 1878.
Viajó a París y vivió en Londres y en Suiza.
Se suicidó tras el fracaso del negocio familiar y las consiguientes deudas, la
muerte de su hermana y de su abuelo y la pérdida de gran parte de su obra en un
naufragio. Lo más recordado de su obra son los Nocturnos.
José María Vargas
Vila (Piedras, Tolima 1860 - Barcelona, 1933).
Uno de los personajes más polémicos de principios del siglo XX en América, se
caracterizó por sus ideales liberales radicales y la consecuente crítica contra
el clero, las ideas conservadoras y la política imperialista de Estados Unidos.
Los
nuevos
Los nuevos o los antiguos es un movimiento que contesta con
la ironía, los vestigios del romanticismo y del costumbrismo precedente y que
abriría las puertas al nuevo siglo, sobre todo en la década de los 20. El
movimiento tiene por fundador al poeta antioqueño León de Greiff. Las características de este
movimiento son: la negación del pasado, el amor por lo feo, la oscuridad, el
romanticismo escondido, y el misterio, entre otras.
Piedra y
cielo
El siglo XIX avanzaba en occidente al paso
veloz de la industrialización, la literatura en Colombia como en Latinoamérica bien pronto se enriqueció con el
surgir de movimientos que abrirían el abanico de las letras. De la década de
los novísimos, se crea el célebre grupo de Piedra y cielo (1939)
con personajes como Eduardo Carranza, J. Rojas, A. Camacho Ramírez, G.
Valencia, C. Martín, T. Vargas Osorio y Daniel Samper. Rinde homenaje al poeta Juan Ramón Jiménez. Esta
inspirado en la tradición clásica española, con voluntad de orden ante los
excesos vanguardistas y creando el movimiento "piedracelista".
Organizado como editorial, el grupo publicó los Cuadernos de Poesía de Piedra y
Cielo.
El
nadaísmo
El nadaísmo, fundado en los años 50 por Gonzalo Arango, fue un movimiento nacido de una
época convulsa bajo la sombra de la dictadura militar de Gustavo Rojas
Pinilla. Su nombre recuerda el nihilismo y el dadaísmo y entre sus precursores están
Gonzalo Arango, Eduardo Escobar, Jaime Jaramillo Escobar, Jotamario Arbeláez,
entre otros
La
generación del boom
Todo ese camino literario en
Colombia, así como en todo el mundo hispanoamericano, llevaría entonces a lo
que hoy se conoce como el boom latinoamericano, del
cual hizo parte el premio nobel de
literatura de 1982 Gabriel García
Márquez. Hace parte del llamado realismo mágico y del movimiento de la literatura
latinoamericana.
Por el mismo tiempo aparece Andrés Caicedo, quien no sólo estaba
distanciado geográficamente del boom, sino que sus obsesiones eran más cercanas
a la cultura relacionada con el cine y el rock n' roll, retratando problemáticas sociales
urbanas y juveniles.
Generación
desencantada
En realidad esta generación
agrupa una franja amplia y ambigua de escritores, poetas posteriores al nadaísmo que comenzaron a publicar hacia
la década de 1970. Poetas como Giovanni Quessep,Harold Alvarado
Tenorio, Juan Gustavo Cobo
Borda, Elkin Restrepo, José Manuel Arango, Juan Manuel Roca entre muchos otros, han sido
clasificados en ella, aunque son más las diferencias de estilo, temática e
incluso de ideología las que los separan.
Generaciones
recientes
Algunos escritores como Cristian
Valencia, Alberto Salcedo
Ramos y Jorge Enrique
Botero, han hecho periodismo literario; el segundo con una biografía
sobre Kid Pambelé y el tercero con los libros Últimas
noticias de la guerra y Espérame en el cielo, capitán. Ambos son una suerte de
herederos de Germán Castro
Caycedo y el mejor periodismo latinoamericano. En cuanto a
narrativa, destacan nombres como Rafael Chaparro
Madiedo, autor de Opio en las
Nubes, novela que se ha hecho célebre por sus personajes, su
temática alusiva al rock y su narrativa fragmentada y experimental. Héctor Abad
Faciolince, Santiago Gamboa, Juan Sebastián
Cárdenas, Nahum Montt, Miguel
Mendoza Luna, Sebastián Pineda
Buitrago, Mauricio Loza, Ignacio
Piedrahíta Arroyave, Sergio Álvarez, Efraín Medina Reyes, Antonio García, Juan Esteban
Constain, Mario Mendoza, James Cañón, René Segura, Diego
Fernando Montoya Serna, Ricardo Silva
Romero, Juan Pablo Plata, Evelio Rosero
Diago, Antonio Úngar, Laura Restrepo, Rubén Varona, Johann Rodríguez
Bravo, William Ospina, Juan Diego
Mejía, David Alberto Campos, Óscar Perdomo
Gamboa, Yesid Morales, Antonio
Iriarte, Esmir Garcés, Winston
Morales, Antonieta
Villamil y muchos otros.
Generaciones
recientes en poesía
En las últimas décadas, Colombia
ha producido un significativo número de poetas de importancia, de temáticas
urbanas y antipoéticas. Entre ellos, brillan los nombres de Federico
Meléndez, Andrea Cote, Lucia Estrada, Felipe García
Quintero y Sergio
Esteban Vélez, cuya obra poética ha sido reconocida
internacionalmente, al igual que autores como Juan Darío
Cárdenas, Carlos Patiño y Hernándo
Urriago Benítez.
Literatura
narco o de sicariesca
Durante los primeros años de la
década del noventa del siglo XX empezó a aparecer la realidad de la violencia
del narcotráfico en la literatura de la época. Títulos como La Lectora Sergio Álvarez de Rosario Tijeras de Jorge Franco y La Virgen de los Sicarios de Fernando Vallejo empezaron a retratar los nuevos
miedos y obsesiones que el país había adquirido en esta etapa de la violencia.
Las ciudades, a la vez que se convierten en escenario de esta violencia, se
convierten en el escenario de estas tramas. Recientemente fueron publicadas
obras como El ruido de las cosas al caer3 de Juan Gabriel Vásquez y 35 muertos4 Sergio Álvarez, que hacen una aproximación más
extensa, por décadas, en las ficciones, del tema del narcotráfico y su
afectación en la vida de los colombianos.
Referencias
Las Nieves la ciudad al
otro lado, "El barrio de los oficios y los gremios" págs. 28-31.
Orejuela, Héctor H., "El
desierto prodigioso y prodigio del desierto de don Pedro de Solís y
Valenzuela, primera novela hispanoamericana". Bogotá,
Publicaciones del Instituto Caro y Cuervo 68, 1984.
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